jueves, 17 de noviembre de 2011
El hombre del metro
lunes, 17 de octubre de 2011
Me rindo
domingo, 18 de septiembre de 2011
Recuerdo
miércoles, 14 de septiembre de 2011
La página en blanco
sábado, 10 de septiembre de 2011
Tu regalo, querida
viernes, 9 de septiembre de 2011
Cómo cuando
Metrópoli
viernes, 2 de septiembre de 2011
El famoso vaso
miércoles, 10 de agosto de 2011
Anzar I
Siempre asomaba antes de tiempo. Aunque el bar cerró hace un par de años, por entonces así sucedía. El balcón era de estilo modernista, de aquellos que a uno le hace pensar que primero han construido un balcón simple y después lo han ido rodeando como si de enredaderas se tratase, con telas de hierro pasado por fuego. El resto de la fachada era de lo más sin comentarios posible. Tan simple como te podrías imaginar una fachada a primera idea: lisa de lejos y rugosa de cerca, aburrida y de algún color indefinido, porque han pasado años y la pintura ya no está en primer término.
Y debajo el bar.
La primera vez que Anzar salió fue por pura casualidad. Cuando ves algo, y no hablo de verlo con los ojos si no con el cerebro, que nunca antes habías visto, puedes reflexionar o indagar. Elijas lo que elijas, la elección te volverá a conducir al hecho. Eso seguro. Descartamos la opción de no hacer nada porque en ese caso sólo se habrá mirado con los ojos.
Ese aire fresco no lo tomaba siempre, porque lo temía. Siempre tenía en su mente la curiosa idea de que si se mantenía mucho tiempo expuesto al viento, o si alguna vez por casualidad se dormía entre él, este lo raptaría y no podría hacer nada para evitarlo. Anzar sabía que todo esto era un disparate que quizás vendria dado por un trauma infantil sin sentido, pero la idea no la podía borrar así como así de su memoria común, simplemente podía desplazarla, ignorarla o aceptarla como tal.
Y una vez llegados a este punto, Anzar se asomó y salió a la calle. Se oía el gemido del motor de un desganado y acabado Peugeot 106 que a duras penas podía escalar la cuesta. Y en el momento en que Anzar casi se había transportado al interior de la carrocería de ese viejo trasto, una mirada interrumpió el transcurso de la suya.
- Qué, tomando el fresco, no?- dijo aquel hombre melenudo de ojos azul cobalto mientras le daba una calada a un cigarro Marlboro y dejaba a la vista su reluciente colmillo.
Anzar se quedó pensando unos instantes, o que instantes? un exagerado lo habría llamado horas!, pensando si aquel hombre se dirigía a su persona o a alguien que no le correspondía en absoluto. Y si por lo tanto, debía responder o con disimulo hacer pensar a aquel hombre que su mirada sólo estaba perdida en la distancia.
lunes, 1 de agosto de 2011
Hambre de vomitar
Lo que se puede definir como un estado de transición entre el bajón progresivo del alcohol y el vacío de materia sólida en tu estómago después de una noche de esas... Lo que causa una sensación de falso estrés en el que no puedes determinar el orden de tus actos...y te comportas como un jodido cerdo restregándose en el estiércol.
miércoles, 27 de julio de 2011
Sueño de un lunes noche
El cielo recordaba al mensaje de aquella canción de Supertramp: It's rainning again. Se asocia a la lluvia con los malos presagios, de una forma irónicamente alegre, y en aquel momento yo tenía uno de esos. Me sentí aturdida, en medio de un lugar en el que parecía que hubiera estado en algún momento que no podía recordar. El cielo era de un gris demasiado oscuro y las nubes se movían velozmente invadiendo de negro la poca luz que quedaba. El viento aturdía a las olas, que chocaban sin rumbo las unas con las otras entre nuestras piernas que luchaban por mantenerse fijas en algún punto de ese lugar. Las gotas de agua se clavaban en la piel. No sé que hacía allí, pero debía hacer algo. De repente vi como me acercaba al horizonte impulsada por la fuerza del agua. Al horizonte? Como podía acabar el mar en algún lugar? Resultaban falsas todas aquellas contradicciones de años atrás? Era absurdo! Pero yo quería indagar ese horizonte y me dejé arrastrar por el peligro sin pensar en el miedo. Debió ser cosa de segundos que mis extremidades reaccionaran antes que mi cabeza dándose media vuelta en busca del cobijo del temor. Pero mis ojos, cegados por mi subconsciente, en esos breves instantes, pudieron contemplar lo que nunca quisieron ver. Y es ahora cuando puedo vislumbrar esa breve instantánea más nítida que cualquier otra imagen cotidiana: Los cuerpos yacían en forma de estrella sobre la escasez de profundidad. Por lo menos eran veinte los que tentaron al peligro y allí estaban tendidos, con el único movimiento de la marea en calma después de lanzarse al vacío. Veinte personas cayeron por esos veinte metros. Yo me di la vuelta hacía el miedo, y ahora en la vida, lo agradezco.
C'mon you little fighter
No need to get uptighter
C'mon you little fighter
And get back up again.
martes, 26 de julio de 2011
Parar-la-noria
Joder, no soy profesional. No he hecho nada y vivo una especie de estrés continúo. Mejor llamémosle ilusión continua. Necesito hincharme infinitas veces de materia en el mismo buffet libre de siempre. Comer, masticar, engullir, digerir cada aspecto para vencer el miedo a la práctica. Se que puedo conseguirlo porque ante todo no comparto un sueño americano ni me frustraré por no gustar a los demás. Pero sí me puedo frustrar si no me satisfago a mí misma y por eso tengo que estar segura, al menos, un poco. Ya dí el primer paso, me he enfrentado al papel en blanco. Este no se resiste demasiado, ni ofrece complicaciones, sólo almacena mis ideas, de una manera u otra. Ahora toca enfrentarse a la máquina. Esta da un poco más de respeto, pero tranquilos, sólo almacena tus ideas, de una manera u otra...
No sabría explicar muy bien la razón y finalidad, directamente, creo que no la hay. Últimamente está de moda buscarle un significado especial a las cosas, y eso está bien. Pero sirve cuando lo has buscado después de obtener el resultado? Quiero decir, algo así como escribir esto y decir que es tal, o tal, o incluso tal. Siempre puedo hacer como ellos y siempre se ha hecho así. Los significados de las cosas cambian continuamente, para ti o para los demás, la noria de la vida nunca se detiene.
Sí..una noria. Una vez te subes, no puedes bajar, pero te acostumbras, porque giras y giras y ves las cosas desde diferentes perspectivas, y eso te gusta. Pero llega un momento en que no puedes más, quieres ver algo diferente ya, quieres parar esa noria de una jodida vez. Pero todos están en ella y tampoco quieres perderlos...así que sólo pides, que por favor, se pare la noria unos minutos al día, y no ver todo girando y girando y volviendo a pasar por tus retinas. Quieres ver, aunque sea por un instante, algo que no hayas visto y que no vuelvas a ver jamás.
Como dijeron una vez: "Una idea en la cabeza y una cámara en la mano". Y es así de simple. Desde entonces todos los días la noria se paraba por unos minutos ante sus ojos y podía crear algo diferente.